Ta-ta-ta-taa: la conversación que consigue resultados.

¿Es posible afirmar que en toda organización existen fuerzas que se contraponen?

Creo que sí.

En las organizaciones jurídicas —firmas, estudios, equipos legales de empresas— esa tensión se hace nítida: conviven el orgullo por la pericia técnica y la necesidad de una visión compartida; la urgencia del caso y el cuidado por el vínculo; la autonomía profesional y el nosotros que trabaja.

Nos especializamos, atraemos clientes, formamos equipos. Sabemos que nuestra fortaleza está en el dominio técnico. Pero cuando intentamos conversar sobre cómo queremos ejercer juntos, aparecen preguntas que la facultad no respondió: ¿cómo se forma un equipo más allá de sumar talentos? ¿Cómo se sostiene una visión cuando el reloj corre?

Hace tiempo que estas preguntas me acompañan. Tal vez porque, años atrás, dejé de ser socio de una de las firmas más grandes del país para explorar otra manera de ejercer y de liderar.

La música de un “nosotros”.

Pienso en un ensayo de Gustavo Dudamel sobre la Quinta de Beethoven. Ese “ta-ta-ta-taa” mínimo sostiene una arquitectura entera. Cada familia instrumental lo toma, lo transforma y lo devuelve. No es el violín “diciendo algo” por separado, ni el chelo en soledad: es una conversación que vuelve forma a la tensión. El director no impone una verdad; escucha, señala, habilita. Cuida el tiempo común. Deja que la orquesta encuentre su propio modo de decir.

En un estudio jurídico pasa algo parecido: la pericia individual es imprescindible, pero no alcanza sin conversación. Cuando nos escuchamos, aparecen notas que no estaban; cuando acordamos, la tensión se vuelve forma; cuando nos reconocemos, la identidad de cada uno se hace real en un nosotros.

Una escena posible.

Lunes, 9:15. Equipo de litigios (firma mediana o legales de empresa). En la sala hay talento: dos seniors, una abogada joven y quien coordina el área. El caso es urgente; el cliente apremia. Cada quien trae una lectura afinada… y distinta.

— “Lo resuelvo yo. Es mi especialidad.”
— “Necesito el expediente completo antes de opinar.”
— “Podemos dividir tareas y unificamos mañana.”
— “¿Qué prometimos exactamente para el miércoles?”

El clima oscila. No hay antagonistas: hay tensiones. ¿Qué falta? A veces, solo esto: poner en palabras qué nos importa cuidar —aquello que para la firma tiene valor, sentido y significado— y, desde ahí, qué promesa podemos declarar.

Promesa: acuerdo explícito donde alguien se compromete a entregar algo específico a alguien, en un plazo, bajo criterios observables.
Condiciones de satisfacción: esos criterios claros y visibles que permiten decir “está cumplido”.

No es un “sí” vacío; es un sí con todo el cuerpo, la emoción y la mente.
Como acuerdo visible: quién hace qué, para cuándo, con qué condiciones de satisfacción. Nombrarlo ordena; no porque alguien obedezca, sino porque la conversación crea el contorno donde la pericia se vuelve obra común.

Cuando la pericia se vuelve conversación

No propongo una receta. Propongo mirar y escuchar.

Mirar lo que ocurre cuando el motivo (la idea, el caso, el plazo) circula por el equipo y cada “instrumento” lo transforma un poco. Mirar lo que pasa cuando alguien se anima a preguntar: “¿Qué estamos prometiendo de verdad?”. Y cuando alguien se atreve a responder: “Prometo esto; con este estándar; para tal día; y voy a necesitar tal apoyo”.

Escuchar y escucharnos: dar lugar a que el otro traiga su diferencia, permitir que esa diferencia nos afecte y, a la vez, nos alinee en una dirección común.

No se trata de más trabajo; se trata de decirnos lo que ya hacemos, pero con forma. A veces ese gesto pequeño —nombrar la promesa— libera más energía que un día extra de horas.

Te invito a reflexionar:

  • ¿Qué tensión “respira” hoy en nuestro equipo y todavía no nombramos?

  • ¿Qué promesas estamos asumiendo sin decirlo… y cuáles necesitamos declarar?

  • ¿Qué lugar real ocupan quienes recién empiezan? ¿Qué escuchamos cuando nos hablan?

  • Si esta semana tuviéramos una sola conversación para ordenar el trabajo, ¿cuál sería?

  • ¿Qué conversación pendiente habilitaría pasar de sobrevivir a convivir y a cuidar lo que verdaderamente importa?

(Si querés escuchar cómo la tensión se vuelve forma, https://www.youtube.com/watch?v=IeA25KJJDew&ab_channel=LRMOnlineClips. Vale la pena.)

 

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